Lo primero que una recuerda cuando piensa en
esa ciudad son los árboles. Altos como en ningún otro lado, abrazan tus recorridos como un amigo. También vienen a la
mente los canales al costado de las calles (vacíos ahora en invierno) y las montañas
al fondo, cual símbolo de estabilidad.
Los fríos no son tan duros (de hecho, con el
sol de frente, es necesario poner el aire acondicionado en el viaje de ida).
Lugares para visitar estando en Mendoza: la
plaza Independencia y la peatonal, las termas de Cacheuta, el paso del Cristo Redentor,
Villavicencio, Chacras de Coria, el parque San Martín y el Cerro de la Gloria, y por supuesto, una bodega (para algunas hace falta reservar). De noche, la calle Arístides (que en
realidad la encontrarán con el nombre de A. Villanueva en los carteles, pero los mendocinos
la llaman de aquella forma), los boliches al final de la San Martín y yendo a Chacras.
Después de las 8, cuando ya anochece, no conviene circular por la peatonal,
se vuelve peligroso.
De souvenir, algún (o algunos) vino que no se consigue
en el supermercado de tu localidad, y aceite de oliva, que también tiene otro precio
acá (más barato).
Por último, algo para decir de las rutas
que atravesamos: en Río Negro encontrarán muchos puestos policiales, pero pocos los detienen. En La Pampa casi
no hay, aunque un dato curioso es que carteles a la vera piden "Por favor,
no molestar a los otros automovilistas". Y en la provincia de Mendoza todos
los policías paran a los que andan en auto o en moto. Las barreras sanitarias,
especie de aduanas dentro del propio país, no dejan pasar ciertos productos
(a tener en cuenta) y cobran por la inspección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario