martes, 22 de enero de 2013

Vacaciones 2013

Las bellas flores del campo dejaron lugar a las coquetas rosas de la ciudad (gigantes). 
Carteles de "No hay lugar" en la fachada de los alojamientos, y todos los restaurantes colmados, cual pequeña Mar del Plata.
Cuando una enfila a la cabaña tranquila que quiso alquilar piensa: "todo bien con vivir en el bosque, pero de día" (a propósito de la fantasía a veces presente de venirse a vivir a Bariloche)". A no ser que te acostumbres a la incertidumbre de las noches negras...
Dicen que la paz interior sobreviene después de tres días de vacaciones. Parece verdad, porque así pasa. 
Vuela rápido la semana.
Llega el momento de irse.
Viajar en auto, de acompañante, debe ser una de las cosas que mas me gusta hacer en la vida. Hay tránsito, mucho (los autos parecen hormigas detrás de un camión en una subida), (va para la cordillera mas gente que la que viene). Y mucha agua en el Limay, casi sobre la banquina. 
El baño de la confluencia mejor evitarlo: un clásico de la suciedad. 
El puesto de control para a mujeres y autos pobres: así no vamos a frenar muchos delitos ni accidentes, muchachos. 
Al llegar me espera mi vista de caños, rosal, damasco desmadrado y muebles del vecino en la entrada; sino sería un lugar ideal. Y bueno, para eso son las vacaciones: para vislumbrar un rato el Cielo.